La elevación
No obstante la elevación de la villa, ya
considerablemente separada de la superficie civilizada, fueron pocos los que
tuvieron conciencia del elevamiento y creyeron que los hechos eran cosa de mentira.
Mientras los super poderosos del superpoderoso poder hacen esfuerzos al pedo intentando encender los motores de sus costosos cohetes interesiderales, beben un champan caliente y van echando mano a lo poco que queda de cosa combustible, mientras los Unos y los Otros por su lado hacen componendas para convocar a nuevas elecciones, mientras todos se hunden, unos pocos, solo unos pocos delirantes lloran de pena y miran cómo la villa gana altura.
La civilidad a oscuras mantiene encendidas fogatas inútiles. Un borracho, más loco que
vivo que ha conseguido trepar por una cuerda restante hasta la Navevilla, dice
__ perdone doña, pero no es el alcohol ni
nada de eso lo que hay que combatir, es la tristeza, y la doña tiró de la
cuerda para ayudarlo a trepar
Ex Combatientes de Malvinas que habían muerto y resucitado a causa de la transfiguración, ahora ocupan lugar de santos en la
nueva villa y se pasean por las callejas a sus anchas ejerciendo su santa labor de ángeles
custodios de la villa.
Ellos tienen ahora una isla genuina que proteger,
y lo hacen con todas las ganas y esas ganas entusiasman a mujeres y niños
que no paran de cantarles melodías que vienen de los planetas
La razón del éxito, está claro que
es a causa de la transfiguración de la propia Santa primero, de la villa luego, y de la tenacidad defensiva
y ganadora del General con sus Ex. Que si fuera por los villeros
se hubiese ido todo a la mierda (piensa el general).
__mire doña que hubo que pelearla, le dice a Doña Santa y a su mujer, mientras Patricita prepara un mate de ruda
macho para su abuela que a causas de la subida a los astros, está mas hermosa y
mas eterna que nunca.
E' VA, si señores La Nave Va.
La razón intrínseca del verdor villero, eso
es cosa de la bicentenaria austeridad villera, que como a penas consume, casi
no contamina. Está en la fuerza intrínseca de sus tomates enormes, en los choclos, en los guisos de paloma, en el cigarro de
chala, en la flor del nardo y el huevo, en la gallina y el tarco en flor, está en el pasto verde que luego
se hace paja, y todo eso crece, crece y crece junto con los chicos,
que cantan, cantan y cantan jugando escondidas entre paja y paja. Son los hechos
del “cantaniño” en la villa transfigurada.
Densas y verdes matas de pensamientos crecen al amparo del discutir sereno de las asambleas barriales que no cesan a causa de la
natural tendencia del hombre villero a tergiversarlo todo. Por eso, por su tendencia, la cosa resuelta es ley
y es castigada la traición a esa ley.
Pensamientos y no me olvides, repollo y
albahaca, tomillo y menta, lechuga y zanahoria prospera a causa del agua de lluvia
almacenado en grandes tinajas de barro y paja.
En cuanto a los viejos discursos?, eso yace
en una fosa de lágrimas allá en la civilidad. El único discurso es el del canto despejado del
pájaro villero que está en el aliento alienado que surge de la entraña de la
santa inmortalizada que ahora tiene la forma de todos.
Cosa de loco la del discurso de Todos, cosa loca la llegada de esa Santa en su tiempo, cosa de loco un mundo que ya no tiene retorno. Dicho de otro modo el único discurso está en la propia tierra villera y no sale por
boca de villero por civilizado que se
crea. No hay lugar en la villa de Doña Santa para otro poder que no sea el de las palabras de las asambleas.
Así como el fin de la civilidad está en
manos de la propia tierra, el principio de la gran reivindicación de la indiada
villera, está también en las manos de la propia tierra.
__yo soy tan croto como cualquiera de
ustedes, le protestó a la santa un día un croto desquiciado y chamuscado que
había logrado trepar hasta la villa sorteando la barrera de fuego queriendo entrar. Pero asi como
entró, salió. A patadas en el culo lo sacó la doña de la villa
__ahora te acordás de que sos también croto?¡, rajá de
acá, que yuyo como vos tapa la yerba buena, le dijo
La gran transfiguración le asegura al
villero la misma inflexibilidad tribal del indio frente al abuso, la traición o el engaño.
__abuela; no ves que el señor es un pobre croto,
dejalo entrar, suplicó intercediendo Patricita mientras le cambiaba los pañales
a su hermano sin nombre, porque hay que decir las cosas como son, el hijo de la
China y la Yoly aún no tenía nombre, por esas cosas de la villa, pero además porque era más feo que un culo cagado. Y eso lo dijo la propia abuela
santa que adoraba a ese chico.
organización
Afortunadamente por estos tiempos la villa
está organizada de tal forma que se sostiene muy holgadamente en el espacio, sin riesgos de caídas ni de cosas por el estilo. Claro está que
se trata de esa holgura tan particular que pocos conocen que tiene por límite una pautada organización y una propia austeridad en franca armonía con el canto de los planetas; es la organización de la villa transfigurada.
La austeridad es cualidad que viene del principio de los tiempos, una cualidad sobresaliente que le surge al villero sin pensamiento previo, es cualidad de vida de toda villa, de todo villero.
Había en la villa de todo lo justo y
necesario, pero sobre todo, ademas de lo necesario los villeros de la santa se
tenían a si mismos y la cara sucia del vecino, la cara del otro, era el único
espejo en que habían aprendido a mirarse y a reconocerse a si mismos. Es cierto
que la tierra les sonríe, pero mas que nada porque nunca la dañaron.
el canto
Mas que una exageración fue una
degeneración. En la villa ahora todos cantan, han aprendido a cantar tanto
y tanto que todo lo dicen cantando. Como los monjes del Sister que se la pasan
cantando a toda hora; cantan los monjes para comer, para orar, para brindar, para arar, para cocinar, mientras se bañan, mientras están dale que te dale con la trilla a la paja, para todos los monjes cantan.
Y estos villeros también cantan; le cantan a los yuyos, le cantan a lo suyo, le cantan al choclo cuando comen, cuando cagan, cuando cojen, le canta el villero a todo y eso los hace monjes campestres, monjes villeros en comunión con lo natural. Le cantan a la vida, le cantan a la muerte y lo hacen como los monjes con canto de pocos
tonos, de poca melodía, no es lo que se dice un canto con ritmo ni con rima,
no, no es cosa se cumbia villera ni nada de eso, es cosa de poca nota.
Tal cual lo predijera la Santa en su momento, es hoy otro el canto villero, otra la música. Es mas bien un canto marciano,
de planeta, de astros y el único instrumento que usan es la palma y la cuerda rezgada con pluma de gallina, y los pibes que son más kilomberos que la gran puta no dejan de joder con la gallina.
La villa está ya a su máxima altura de intensidad
y sencillez de comunicación, y esto se observa sobre todo en las asambleas, que se hacen cantando, que es como el
orden cósmico necesita que se hagan las cosas.
__ todo muy lindo, dice Lujan al general
pero me tienen los forros de los ovarios secos con tanto cantito, estos
transfigurados, ni una cumbia te cantan
errante y desnuda
Asi se la ve ahora a doña santa, orbitándolo todo. Va y viene los pasillos de su villa observado la organización mientras los Mártires la escoltan. Y la muerte no le llega porque ya es eterna, ya la ha vencido. No le llega
porque hace rato que ambas conviven, vida y muerte en armonía conviven en una santidad planetaria.
dicen que
Errante y desnuda vaga la santa casi
invisible por la villa ocupándose y disfrutando todo.
En el centro de la Plaza Mayor de la Casa se alzada un monumento minúsculo en la apariencia que tiene
el tamaño y el color de las flores, dicen que ha surgido solo, que es el propio cuerpo de la santa con la forma de la flor.
Los que quieran
verla ahora en su propia transfiguración, los que hallan transfigurado en su momento, pueden hacerlo acudiendo a la Plaza. Allí deberán esperar la
medianoche, y entonces en un instante casi fugaz en que el cielo se
eclipsa y la plaza se ilumina por completo y surgen del suelo millares de flores como brazos, la santa, la propia santa alza el suyo y saluda, y la gente llora y canta. E la Nave Va
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