viernes, 11 de enero de 2013

doña santa villera (dernier délire)



 

El día clave

Fue en una tarde tormentosa del mes de junio, en el que nubes, lluvia negra y granito, surgían de abajo “a cielo abierto”. Lo único aún visible en la plaza de mayo son las banderas y las pancartas de los Ex, que duermen el sueño de los justos

Dos palomas con sus petites parapentes plumíferos escoltan al general pero no de cerca, el les teme a las palomas y al vuelo, mejor dicho teme que lo vuelvan a cagar, teme el luto.

Luctuosamente oscuro el día ese de junio, a causa de las densas nubes negras que se levantan de abajo.
Luctuoso el día porque todos están contra todos y cada uno está por su cada uno. El egoísmo otra vez ganó terreno.
El  general que no es ningún boludo y mejor jinete, tira de los estribos por girar, la nave no le responde, no es que se esté arrepintiendo, pero quiere tornar a la Forrovilla.
Está viejo, la santa se lo había dicho en sueño
__haga lo que se le de la gana pero vea que usté está viejo, lo van  a cagar mi general.

Es tarde, está volviendo pero el general ha perdido el mando, los comandos no le responden. A la deriva va la nave sin santa y casi sin general. Entonces son las palomas, las dos palomas escoltas las que tiran y enfilan el eje helicoidal de la nave hacia el justo punto, según lo planificado. El general no resiste al rumbo de las palomas, se deja llevar por la escolta
__y si me cagan que me caguen, piensa, no tengo otra opción, es tarde para arrepentirme, he dispuesto volver y estoy volviendo.  
 
La plaza

En la mas absoluta de las desolaciones, volando sobre una plaza arrasada por las circunstancias, y por el desborde de facciones, apuntando al justo punto de entrada y de salida del subte, sujeto con manos de garras a las bandas, aún no resignado, el general hace un último esfuerzo por recuperar el comando, pero las bases no le responden, algo ha fallado en la estructura, el parapente no responde más que al rumbo de las palomas. Cae el parapente, cae con la suavidad de lo inaudito, de lo no visto, bordea unas barricadas de fierro que rodean la casa del poder, sube un poco, se inclina lo justo  y finalmente aterriza, el eje helicoidal de la ecuación no ha fallado y apunta al objetivo.

La aeronave villera hecha con pluma, junco, hoja seca, vara de mimbre, chala de choclo, pegamento de chota, tela de trava y bandas de forro, aterriza eclipsada por un desastre civilizado no imaginado.
__otra vez me cagó la paloma dijo el general, pero lo dijo en sentido figurado porque ninguna paloma lo había cagado, es más, cumplido el trabajo de escolta las palomas volvieron a la ForroVilla; nada en esa plaza las invitaba a quedarse.
Desembarca  el General vistiendo el insigne uniforme de fajina de Ex combatiente.
Envuelve al parapente una liviana bruma residual que emana del suelo y de las nubes oscuras propias del eclipse. El cielo arriba está más que azul y en él, La Nave Va,  E  VA.

La ForroVilla trasnfigurada estalla de gloria festejando, la villa siempre festeja cada último instante de su vida, como los burgueses festejan chocando las copas en el último segundo el año que se va.

Brinda la villa con birra y le dan al faso, al porro y la piza, y tiran esos chanchos villeros las sobras por la borda. 
Una tapita de birra le dio justo en el ojo al general que miró para arriba y dijo
__  qué los parió, esperar veinte años para tener que ver esto, y encima ustedes, los míos me cagan un ojo?, voy a parecer un pirata con el ojo tapado.

Mientras tanto todos, absolutamente todos  se matan por agarrar el mando, entonces el general al que la paciencia se le acaba pronto, se baja los calzones y exclama
__ los voy a cagar a todos  y se cagó el general. Cagó a troche y moche, luego de lo cual dijo
__quieren el mando ?, porque no se van un poquito a la mierda, no ven que he venido para refundarlo todo y no a repartir nada?.

refundar

Entre el cielo y la tierra se ubica la refundación del hombre en un planeta devastado  a causa de su propia conciencia contaminada por ese puto Capital tan propio de la puta propia condición humana.

Al hombre lo inventa el hombre y al Capital se lo inventa el hombre una vez inventado, para su individual provecho. Una gran joda contar con el hombre contaminado, para cambiar las cosas.

No obstante

Pronto, enfrentando el hundimiento de la civilidad en la agotada plaza de mayo, a la boca de acceso al subte, tal cual fuera calculado trigonométricamente, el general le reclama a su Santa que le done un último delirio, entonces la Santa transfigurada en la forma de una puta villera de 80 años que con manos sin piel  come a mordiscones un pedazo de cantimpalo, se le acerca al general y a la oreja le habla
__ busca a Ese Dimitri y él te dirá qué hacer.

El general, cagado de hambre y de frío  se mete al túnel por la boca de acceso que está al costado de la valla que guarda la casa del poder. Se mete entre toda una miseria humana que no lo reconoce y busca febrilmente a Dimitri.

El subte          

El subte es la cava que el nuevo hombre prepara para estar al resguardo de las bombas y de un clima que empieza a ser ya por demás riguroso y desequilibrado.

Acuden a su encuentro agoreros, oportunistas y falsos seguidores. El general repara en la  mirada atónita de los ex combatientes que en ningún momento han bajado sus banderas, siguen de pie envejeciendo, muriendo junto a los mismos carteles y  pancartas, ellos los pobres de espíritu fuerte, le son fieles. Son los combatientes por la subsistencia de todos los tiempos.  
El general añora los tiempos del burdel y de las campañas, el tiempo en que las Asambleas Villeras hicieron con el bien y con el defecto humano, además de la propia pena, esa inmensa forrada que fue la Villa y que ahora yira y yira y yira, hecha canción con su Santa como emblema.
Tal vez no haya otra cosa. No hay que olvidar que el bien es previo y que el pecado original vino a complicarlo. Toda una lucha, el bien

Los Ex Combatientes con sus trajes de fajina le piden al general, vibra la escena, piden que les hable
__ que hable, que hable, que hable, que hable el general. 
El general avanza a paso lento, baja definitivamente  la escalera de acceso, llega a la plataforma, allí la gente ha hecho de plataforma y viás una gran estancia. 
El general avanza, se para, por fin algo se le para al general, se sube a una improvisada tarima. El vilismo (que no es villaje) se mata por acercarse y tocarlo.
La boca de acceso al subte fiel a los horarios, ha cerrado sus puertas de hirro. Son las once de la noche

Habla el general

__ a la mierda, que se vallan esos, los de allá a la mierda y que se queden estos, los de acá.
En verdad dice lo que dice porque nunca imaginó que junio no fuera octubre, entonces por no romperlo todo a patadas agrega
__ Se viene un frío de la hostia, más vale que empecemos a sacar las mantas, síganmé. Dijo síganmé, como si se pudiera en esas condiciones seguir a alguien.
El túnel es un largo y oscuro gusano humano que no deja de gritar y de  moverse
  
Sin prisa, como buen villero resignado, con lágrimas en los ojos y alegría por los gloriosos tiempos de la Santa en su Villa. Esa Doña Santa Villera muerta tan prematuramente, a la tierna edad de la eternidad.

más que solo

El general no tiene quién le hable. Ese Dimitri no aparece y la doña ya a penas si le hable en algún sueño.
Solo, mas que solo, mal acompañado el general llora pero  prefiere morir antes que rendirse.
Comprobar que eso que está pasando es todo lo que queda, que la civilidad ha triunfado sobre la villa, le parte el alma en mil pedazos y no se puede vivir con el alma partida.

__general, no llore, que esto recién empieza, usté nos enseñó que los cambios se fundan en la espera activa, activista es la espera de los deshalojados, le dice el más croto de los borrachos leales, mientras no para de tambalearse birra en mano.

El general resucita, se interna en el túnel, se confunde su carne con la carne del enorme gusano subterráneo

Todo de nuevo, es preciso empezar todo de nuevo.

De la civilidad a la Villa transfigurada por la obra de una Mujer y ahora de un villerismo contaminado habrá que ir hacia el nuevoviejo hombre cavernario. Solo cavernas admiten los tiempos que siguen y que seguramente el general no ha de ver. Largas y oscuras cavernas para empezar todo de nuevo.
 __ trapo y cartón volverán a ser símbolo de lo nuevo por venir
También habló de un nuevo villerismo herbívoro y cavernario para recuperar la dignidad. Esa ha de ser la ley de una nueva humanidad cavernaria, dijo, que no admita por nada del mundo, ningún atisbo de civilidad 

Terminado el discurso, tomó el general un palo de escoba por báculo, le ató a la punta un trapo por bandera,  y ahora se dispone a marchar por entre las tripas del interminable gusano humano en ese interminable y laberíntico túnel del tiempo.

Camina y para sus dentro balbucea.
__ qué lo parió al Ese Dimitri que no aparece, me largó solo con todo esto, diga que está muerto que sino lo mataba yo. Y sin pensar en lo que acaba de pensar grita
__ Eseeee ¡, y la puta que te parió…no fuiste culo de esperarme. 
Llora el general la pérdida, sabe que son otros los tiempos, que sin su Santa no le va a ser fácil desarmar semejante gusano y hacer de ello un nuevo hombre que sea simiente de bien y de justicia, no le va a ser fácil para nada, entonces acude a su Santa para que le de otra señal.
Se acuesta a un borde de la vía y duerme profundamente, en su sueño la santa le dice que Ese está en cada uno y que ahora deberá seguir avanzando, que no tema, que los malos mueren pronto, que el tiempo es la espera y la eternidad, que los romanos no conquistaron el mundo de un día para el otro y un montón de citas más
__qué lo parió a la santa, se ha vuelto culta, piensa el general en su sueño. Le dice la doña que  no se detenga,  que siga avanzando, que no pierda de vista a los nobles de corazón, que siga hasta la primera estación que tenga en el centro una fuente de aguas cristalinas,  “la fuente de la doncella”, que se sumerja desnudo en ella, que muera y lo que su muerte le acerque a la vida, eso será.
Sin entender, sabiendo que debe seguir. Sin entender despertó el general, tomó su báculo y ahora transfigurado, plenamente en la figura de un santón arapiento y barbudo sigue caminando, caminando. 
Y el general Va. En un momento se para y exclama
__santa mía, santa mía, ¡ es que no ven que ya estoy muerto ¡

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