El día clave
Fue en una tarde tormentosa del mes de
junio, en el que nubes, lluvia negra y granito, surgían de abajo “a cielo
abierto”. Lo único aún visible en la plaza de mayo son las banderas y las
pancartas de los Ex, que duermen el sueño de los justos
Dos palomas con sus petites parapentes plumíferos escoltan al general pero no de cerca, el les teme a las palomas y al
vuelo, mejor dicho teme que lo vuelvan a cagar, teme el luto.
Luctuosamente oscuro el día ese de junio, a
causa de las densas nubes negras que se levantan de abajo.
Luctuoso el día porque todos están contra
todos y cada uno está por su cada uno. El egoísmo otra vez ganó terreno.
El general
que no es ningún boludo y mejor jinete, tira de los estribos por girar, la nave no le responde, no es que
se esté arrepintiendo, pero quiere tornar a la Forrovilla.
Está viejo, la santa
se lo había dicho en sueño
__haga lo que se le de la gana pero vea que
usté está viejo, lo van a cagar mi general.
Es tarde, está volviendo pero el general ha perdido el mando, los comandos no le responden. A la deriva va la nave sin santa y casi sin general. Entonces son las
palomas, las dos palomas escoltas las que tiran y enfilan el
eje helicoidal de la nave hacia el justo punto, según lo
planificado. El general no resiste al rumbo de las palomas, se deja llevar por
la escolta
__y si me cagan que me caguen, piensa, no
tengo otra opción, es tarde para arrepentirme, he dispuesto volver y estoy volviendo.
La plaza
En la mas absoluta de las desolaciones, volando
sobre una plaza arrasada por las circunstancias, y por el desborde de facciones,
apuntando al justo punto de entrada y de salida del subte, sujeto con manos de
garras a las bandas, aún no resignado, el general hace un último esfuerzo
por recuperar el comando, pero las bases no le responden, algo ha fallado en la
estructura, el parapente no responde más que al rumbo de las palomas. Cae el parapente, cae con la suavidad de lo inaudito, de lo no visto, bordea unas barricadas de fierro que rodean la casa del poder, sube un poco, se inclina lo justo y finalmente aterriza, el eje helicoidal
de la ecuación no ha fallado y apunta al objetivo.
La aeronave villera hecha con pluma, junco, hoja seca, vara de mimbre, chala de choclo, pegamento de chota, tela de trava y bandas
de forro, aterriza eclipsada por un desastre civilizado no imaginado.
__otra vez me cagó la paloma dijo el general, pero lo
dijo en sentido figurado porque ninguna paloma lo había cagado, es más, cumplido el trabajo
de escolta las palomas volvieron a la ForroVilla; nada en esa plaza las
invitaba a quedarse.
Desembarca el General vistiendo el insigne uniforme de
fajina de Ex combatiente.
Envuelve al parapente una liviana bruma
residual que emana del suelo y de las nubes oscuras propias del eclipse. El cielo
arriba está más que azul y en él, La Nave Va, E VA.
La ForroVilla trasnfigurada estalla de
gloria festejando, la villa siempre festeja cada último instante de su vida, como los burgueses festejan chocando las copas en el último segundo el año que se va.
Brinda la villa con birra y le dan al
faso, al porro y la piza, y tiran esos chanchos villeros las sobras por la borda.
Una tapita de birra le dio justo en el ojo al general que miró para arriba y dijo
__ qué los parió, esperar veinte años
para tener que ver esto, y encima ustedes, los míos me cagan un ojo?, voy a
parecer un pirata con el ojo tapado.
Mientras tanto todos, absolutamente todos se matan por agarrar el mando, entonces el general al que la
paciencia se le acaba pronto, se baja los calzones y exclama
__ los voy a cagar a todos y se cagó el general. Cagó a troche y moche,
luego de lo cual dijo
__quieren el mando ?, porque no se van un
poquito a la mierda, no ven que he venido para refundarlo todo y no a repartir nada?.
refundar
Entre el cielo y la tierra se ubica la
refundación del hombre en un planeta devastado a causa de su propia conciencia contaminada
por ese puto Capital tan propio de la puta propia condición humana.
Al hombre lo inventa el hombre y al Capital
se lo inventa el hombre una vez inventado, para su individual provecho. Una gran
joda contar con el hombre contaminado, para cambiar las cosas.
No obstante
Pronto, enfrentando el hundimiento de la
civilidad en la agotada plaza de mayo, a la boca de acceso al subte, tal cual fuera
calculado trigonométricamente, el general le reclama a su Santa que le done un
último delirio, entonces la Santa transfigurada en la forma de una puta
villera de 80 años que con manos sin piel come a mordiscones un pedazo de cantimpalo, se le acerca al general y a la oreja le habla
__ busca a Ese Dimitri y él te dirá qué
hacer.
El general, cagado de hambre y de frío se mete al túnel por la boca de acceso que
está al costado de la valla que guarda la casa del poder. Se mete entre toda una miseria
humana que no lo reconoce y busca febrilmente a Dimitri.
El subte
El subte es la cava que el nuevo hombre prepara para estar al resguardo de las bombas y de un clima que empieza a ser ya por demás riguroso
y desequilibrado.
Acuden a su encuentro agoreros,
oportunistas y falsos seguidores. El general repara en la mirada atónita de los ex combatientes que en
ningún momento han bajado sus banderas, siguen de pie envejeciendo, muriendo junto
a los mismos carteles y pancartas, ellos los pobres de espíritu fuerte, le son fieles. Son los combatientes por la subsistencia de todos los tiempos.
El general añora los tiempos del burdel y de las campañas, el tiempo en que las Asambleas Villeras hicieron
con el bien y con el defecto humano, además de la propia pena, esa inmensa forrada
que fue la Villa y que ahora yira y yira y yira, hecha canción con su Santa
como emblema.
Tal vez no haya otra cosa. No hay que olvidar que el bien es previo y que el pecado original vino a complicarlo. Toda una lucha, el bien
Los Ex Combatientes con sus trajes de
fajina le piden al general, vibra la escena, piden que les hable
__ que hable, que hable, que hable, que
hable el general.
El general avanza a paso lento, baja definitivamente la escalera de acceso, llega a la plataforma,
allí la gente ha hecho de plataforma y viás una gran estancia.
El general
avanza, se para, por fin algo se le para al general, se sube a una improvisada
tarima. El vilismo (que no es villaje) se mata por acercarse y tocarlo.
La boca de acceso al subte fiel a los
horarios, ha cerrado sus puertas de hirro. Son las once de la noche
Habla el general
__ a la mierda, que se vallan esos, los de
allá a la mierda y que se queden estos, los de acá.
En verdad dice lo que dice porque nunca
imaginó que junio no fuera octubre, entonces por no romperlo todo a patadas agrega
__ Se viene un frío de la hostia, más vale
que empecemos a sacar las mantas, síganmé. Dijo síganmé, como si se pudiera en esas condiciones seguir a alguien.
El túnel es un largo y oscuro gusano humano
que no deja de gritar y de moverse
Sin prisa, como buen villero resignado, con
lágrimas en los ojos y alegría por los gloriosos tiempos de la Santa en su Villa. Esa Doña Santa Villera muerta tan prematuramente, a la tierna
edad de la eternidad.
más que solo
El general no tiene quién le hable. Ese Dimitri
no aparece y la doña ya a penas si le hable en algún sueño.
Solo, mas que solo, mal acompañado el
general llora pero prefiere morir antes
que rendirse.
Comprobar que eso que está pasando es todo
lo que queda, que la civilidad ha triunfado sobre la villa, le parte el alma en
mil pedazos y no se puede vivir con el alma partida.
__general, no llore, que esto recién
empieza, usté nos enseñó que los cambios se fundan en la espera activa,
activista es la espera de los deshalojados, le dice el más croto de los
borrachos leales, mientras no para de tambalearse birra en mano.
El general resucita, se interna en el
túnel, se confunde su carne con la carne del enorme gusano subterráneo
Todo de nuevo, es preciso empezar todo de
nuevo.
De la civilidad a la Villa transfigurada
por la obra de una Mujer y ahora de un villerismo contaminado habrá que ir hacia el nuevoviejo hombre cavernario. Solo cavernas admiten los tiempos que siguen y que
seguramente el general no ha de ver. Largas y oscuras cavernas para empezar
todo de nuevo.
__ trapo
y cartón volverán a ser símbolo de lo nuevo por venir
También habló de un nuevo villerismo herbívoro y cavernario para
recuperar la dignidad. Esa ha de ser la ley de una nueva humanidad
cavernaria, dijo, que no admita por nada del mundo, ningún atisbo de civilidad
Terminado el discurso, tomó el general un palo de escoba por báculo, le ató a la punta un trapo por bandera, y ahora se dispone a marchar por entre las tripas
del interminable gusano humano en ese interminable y laberíntico túnel del tiempo.
Camina y para sus dentro balbucea.
__ qué lo parió al Ese Dimitri que no aparece, me largó solo con todo esto, diga que está muerto que sino
lo mataba yo. Y sin pensar en lo que acaba de pensar grita
__ Eseeee ¡, y la puta que te parió…no fuiste
culo de esperarme.
Llora el general la pérdida, sabe que son otros los tiempos, que sin su Santa no le va a ser
fácil desarmar semejante gusano y hacer de ello un nuevo hombre que sea
simiente de bien y de justicia, no le va a ser fácil para nada, entonces acude
a su Santa para que le de otra señal.
Se acuesta a un borde de la vía y duerme
profundamente, en su sueño la santa le dice que Ese está en cada uno y que
ahora deberá seguir avanzando, que no tema, que los malos mueren pronto, que el
tiempo es la espera y la eternidad, que los romanos no conquistaron el mundo de
un día para el otro y un montón de citas más
__qué lo parió a la santa, se ha vuelto
culta, piensa el general en su sueño. Le dice la doña que no se detenga, que siga avanzando, que no pierda de vista a
los nobles de corazón, que siga hasta la primera estación que tenga en el centro
una fuente de aguas cristalinas, “la
fuente de la doncella”, que se sumerja desnudo en ella, que muera y lo que su
muerte le acerque a la vida, eso será.
Sin entender, sabiendo que debe seguir. Sin entender despertó el general, tomó su báculo y ahora transfigurado,
plenamente en la figura de un santón arapiento y barbudo sigue caminando,
caminando.
Y el general Va. En un momento se para y exclama
__santa mía, santa mía, ¡ es que no ven que ya estoy
muerto ¡
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