sábado, 12 de enero de 2013

doña danta villera (fragmento final, un comienzo)



los oscuros momentos

__Con lo oscuro que son las cuevas y con la cantidad de villero que hay, que mierda  voy  a darme cuenta cuál es la estación de la fuente y cuál la doncella.... Sigue rezongando  el general, la voz se le va perdiendo a causa de la distancia, el bochinche del griterío y la profundidad subterránea. 

Afuera, los eternos políticos de un lado y del otro, escoltados por las fuerzas, fuerzan la gente al voto. 
Todo parecía normal, a no ser porque todo se caía a pedazos 

"luche y vuelve",                 
rezan carteles. Rezan otros el doloroso responso de cuerpo presente del general

Dispuesto al encuentro, comienza su descenso triunfal el general retornado, transfigurado e inmortalizado. Con los brazos en alto, sin manos, con la poca voluntad de un corazón partido, llega el general a la estación de la fuente.
__ he llegado, reclama
__ ahora es preciso que se hunda, que muera usté definitivamente para que la fuente muestre a su doncella, le delira su Santa. 

afuera

Mientras tanto afuera, han ido llegando por los planos quebrados, filosos y humeantes de la puta madre  tierra a la Plaza, montones, montones de montones... y mas montones de afilados villeros amotinados. 
No son exactamente villeros, sino que son los que de la civilidad han tomado conciencia y han estado luchando por la vuelta. 

Afuera también están los Otros junto a los Unos, que en viceversas constantes ahora temen a las inclemencias y van entrando al túnel en busca de refugio, para ponerse a resguardo de los fríos polares que se avecinan. 
Toda esa gente, toda, es gente que hasta hace poco  había sido la jocosa gente de la civilidad, gente del consumo, de la panza al volante, del no te metas, en fin, la jocosa gente del honor al consumo que suele confundirse con esa otra buena gente que por todo protesta, que gusta asegurar que no cese el Capital corriendo a un lado y al otro a golpear cacerola. Cacerola por moneda. 

Villerío en fin todo afuera, de una forma o de la otra, todo villerío llorando por un calefón. 

imágenes

De toda forma y color es el villerio que va llegando a las cuevas. Le crecen a todos pelos cavernarios, crecen pelos por todos lados, hay bebés con pelos en los sobacos largos como magdalenas y hay magdalenas que de tanto llorar les crecen uñas y dientes de lobas. 
Crece en la tierra restante y humeante la necesidad del rescate. El hombre cavernario se avecina, está de  pie por  piquete

Hay un  niño que no es niño, que es niña, niño del comienzo, niña del final. Ha llegado desde el fondo del tiempo a rescatar el recado, el parapente averiado del general. 

La Niña Doncella se toma su tiempo, todo su tiempo. Con mucho cuidado, más que cuidado estrategia coge el parapente averiado del general, lo coge, se lo pone bajo el brazo y marcha. Marcha su marcha junto a todas; biondas, morochas, todas. 

La Doncella es una Caracola, que son mujeres que danzan y cantan en los fondos tibios de las cuevas, sus danzas guerreras, sus danzas de amor, de maternidades, de  provocación. Las Caracolas son guerreras

El general con los brazos en alto busca sus manos, y no ha dejado de hablar

Discurso del general

"Para conducir un pueblo la primera condición es que uno haya salido del pueblo, que sienta y piense como el pueblo. 
Quien se dedica a la conducción debe ser profundamente humanista. El conductor siempre trabaja para los demás. Jamás para él. Hay que vivir junto a la masa, sentir sus reacciones, y entonces recién se podrá unir lo teórico y lo real (el no es la santa, habla de diferencias por no dejar al descubierto el delirio)

 Si Dios, (suponiendo que dios) bajara todos los días a la Tierra a resolver el problema planteado entre los hombres, ya le habríamos perdido el respeto. Y no habría faltado un tonto que quisiera reemplazarlo, porque el hombre (los hombres) es (somos) así. Entonces, hay que copiar en eso a la naturaleza, que es en la naturaleza donde está inspirada esta técnica. Lo demás, bueno, los demás procedimientos son similares a esto. 

En política no hay nada directo, no hay (no debe haber) nada violento, nada que llegue a forzar la voluntad de los hombres, (asambleas) sino a promover esa voluntad, concebirla y lanzarla. 
El conductor político es un hombre, que hace por reflejo lo que el pueblo quiere. El recibe la inspiración del pueblo, él la ejecuta y entonces pueden tener la absoluta seguridad que lo va a realizar mejor, porque los pueblos difícilmente se equivocan. 

El General es ahora discurso, la Fuente se ha congelado, Doña Santa Villera ha vuelto y es millones.
La Doncella es la mujer cavernaria que marcha. No hubo encuentro...    

He terminado. La verdad que lo bueno de ese villerismo orbitario que sentó bases, fueron Doña Santa, el General y nadie más...
A la entrada al subte, La Morocha, con todos sus pecados a cuestas,como cualquier santa, derriba barricadas y puertas que parecían de hierro y con el parapente del general por emblema  entra a la casa del poder. 
Mujeres guerreras cargando errores, le siguen. 

Dos palomas hacen nido nuevamente en la plaza.

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