lunes, 3 de diciembre de 2012

DOÑA SANTA VILLERA (frag)








Esperan tiempos

Los tiempos que le espera a la villa son tiempo difíciles, tiempo de finales y de comienzos. 
Siempre que nace un paraíso nace su propio infierno. El infierno en la villa que está naciendo se llama “contras”

Al grito de NOOO¡¡¡… siguió
__traigan vino. 
Nadie entiende nada, o prefieren no entender porque la santa solo toma vino en grandes ocasiones y antes de dormir. 
Nadie dice nada, el pedido hace un blanco en el grito y queda la casa en silencio, entonces Rosairo se levanta y trae de la cocina cuatro tetras de blanco abocado, les sirve a todos los que están en ese momento en la Casa. La doña levanta el jarro con las dos manos y bebe de él como una sacerdotisa bebe de su propio cáliz; de un trago y hasta el fondo, todos repiten la escena en medio de un silencio ceremonial que invita a repetir
__ muchachos tomen con moderación que esto no es una joda, dice el general
__ deje general, deje que tomen, estamos celebrando  el punto final,  y pide otro trago. 
__ ¡Se van a cagar todos esos contra¡, exclama

 Obstinado dejà vu

Cuando en una comunidad en que está todo por hacer nace la necesidad de terminar con algo, algo nefasto y difícil como el paco, eso puede significar un gran comienzo si es que eso no es sólo eso,  sino que es camino a la pura conciencia de otras cosas  que están por encima y por debajo de esa cosa en sí.
La santa tiene confianza plena en el punto final. Sabe, porque ya sabe, que la cosa no es por  paco, ni por esto ni por lo otro, sabe que la cosa es que la mirada de las cosas se le ha ido tornando en todo este tiempo al villero diferente y entonces son para él, otras las razones, otro el origen, otras las causas y otras las consecuencias. 
Logro de subjetividad villera por efecto  de todas esas fuerzas internas principalmente, pero también las externas (las brigadas, el muro y tantas otras cosas como el tomate y la gallina) que han ido confluyendo para conformar la subjetividad. 
En otras palabras ella sabe que al villero le cayó la ficha.
Ya nadie dice quiero esto o lo otro, no hay crítica al pedo ni sabotaje a la voluntad soberana de las asambleas, no hay intereses de los unos sobre los otros, ni de uno sobre otro, no hay sectores ni partidos, estatutos ni leyes. Solo circunstancias tratándose en asambleas
__ a la gente no se la parte, dice la doña; nada de partidos ni partidarios. 
Sí hay en la villa, y eso hace a las necesarias diferencias, gente debatiendo; 
Asambleas, asambleas y más asambleas;  en las esquinas, en los patios, por una cosa y por la otra, parciales y las Generales del Gran Patio de Armas de la Plaza de la Casa;  "c`est la révolutión citoyenne" dice la santa en clara referencia a la R. F. y a los objetivos finales de la O. U  (la nueva villa).
__PARTIDOS NO ¡¡ dice la santa
__los partidos han partido al mundo en mil pedazos y todo por eso invisibles y camuflados putos intereses de partes también invisibles y camufladas. 

Es de ese modo, a partir de estos principios tan villeros,  que esa  gran mesa deliberante que sostiene toda la escena villera no es frágil, ya no tiene dos ni tres ni cuatro ni diez patas, ahora la mesa que sostiene la escena tiene todas las patas. Cada pata sucia de villero es pata sostén de ese Sagrado Altar de la Justicia Villera sin instituciones y sin leyes. Esa mesa no se viene abajo  por mas que la intenten voltear las socavadas estructuras endebles de la civilidad con sus tanquetas topadoras, con sus leyes, con sus decretos o con el cuento de los gremios. Las socavadas estructuras de la civilidad ya no podrán con ella.

Hay que asegurar que los cambios sigan hasta alcanzar en su conjunto la meta final; la total transfiguración.
Nada del otro mundo son esos cambios simples, sensibles que aseguran lo esencial y lo esencial es invisible a los ojos. A los ojos de los hijos de puta que saben; buitres de burdo disfraz de representantes corderosos formales bien alimentados, de fina peluca las ideas y de oscuro antifaz los ideales. Esos  que juegan siempre al mismo juego de venderse en toda ocasión por 20 denarios, esos de su eterno y triste carnaval, de su potenciado circo de marionetas y obsecuentes, esos del no saber sabiendo.


Es por  las infinitas patas mugrosas que sostienen, que todas las artimañas y pobres disfraces han quedado al descubierto.
Ya el mundo entero comienza a levantar la mirada, ya el mundo entero empieza a ser villa.

En el mundo de la Villa de Doña Santa las disfrazadas proclamas y promesas de los contras no hacen mella en la mente de los venturosos villeros
LA INGENUIDAD HA MUERTO, rezan  carteles aferrados al alambre volteico (muro) y nadie se atreve a tocarlos. El general toma la palabra e insiste 
__a los que no les guste el modelo les ofrecemos las brigadas para que les ayuden a juntar sus cosas y marchen a la civilidad, que es donde espera la mierda.
Por no tornar la cosa tensa, la doña que tiene más de astuta que de santa le  dice al oído al general
__bien, pero por las dudas desenchufe el alambre, no quiero que haya una sola baja
Fueron los tiempos más cercanos a la gran transfiguración.
Y así se hizo, se cortó la luz y unos cuantos mas de los pensados pasaron con sus cosas al otro lado, en silencio, como de luto. No faltó quien a último momento se echó a llorar y volvió a la villa. Los otros, los de siempre, con sus cacerolas bajo la manga  salieron humillados, vociferando, y cuando salió el último se cerró la brecha con mas alambre y no quedó más remedio que aumentarle al muro (alambre) el voltaje


__no hay por que asustarse, dice la santa mientras con el general tiran un poco más de la cuerda, 
__con que nadie se acerque es suficiente, agrega. 
Volvió el villero de la santa a toda la santa obra villera; al tomate, a la papa, a la cebolla, al guiso y los pibes al forro y la gallina.  

Se repite la historia porque el mal no descansa ni abandona. Cosas como estas sucedieron en más de una vez  en los tiempos previos a la gran transfiguración. Dejá vu, que le dicen




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