episodio 10
por mis lamentos se me etiquetó como tremendista, terrorista, anaraquista, pesado, melancólico, anti institucionalista, antimoderno.
Ellos, el público todo estaba acostumbrado, mal acostumbrado, porque al principio yo había estado cantado esas canciones de Roberto Carlo, Palito Ortega; " la felicidad ah ah ah ah " y todas esas cosas ligadas al paraíso terrenal, durante el tiempo del destierro mientras esperaba el desenlace de los acontecimientos en la plena ignorancia que da la anomia de pertenecer a una familia que no es la propia ni es nada.
por suerte ahora liberado del etiquetamiento, poseído por el rokero que siempre habitó mi alma, empecé a cantar lo que cantaban todos los poseídos del rok nacional
Es verdad, tienen razón me dije, basta de llorar por lo que no tiene remedio, cuando dije eso de “tienen razón los ciegos” en lo mas alto del escenario, todos los fans del rok nacional, a pleno sol empezaron a cantar, todos la letra de mi nuevo rok que dice así:
todos, vamos a cantar
todos ,,,
todos vamos a saltar
todos,,,
vamos a mostrar
todos,,,
con la agilidad de la gacela
con el celo de la loba,,,
vamos a denunciar
hasta inventar la justicia
y todos,,,
locos de contentos
el día que esten todos adentro,,,
y bueno eso hizo mucho ruido, la playa se venía abajo, pero no le gustó ni medio a los gorilas de siempre, a los KinKones dispuestos a destruir y a matar por su amor a la venganza, tan imposible, imposible de creer.
pero lo mismo todos seguimos cantando "todos".
yo entiendo, seguramente se preguntarían porqué compuse ese rok nacional, justo ese día, muy sencillo porque debí reivindicar mi honor públicamente antes de mirar a la cara caromarilyn que, seguramente, clamaba por la razón como una fiera luchadora.
en otro tiempo cuando yo era también un gorila burgués, mi época de muchachito forzado, bien de cerca había visto y compartido con toda esa discreta burguesía encantadora, relojes de oro que ahora miro tan de lejos. Burgueses de enormes cuentas, enormes collares, enormes autos, enormes culos, enormes tetas, dimunitos pitos, enormes viagras que como krikes levantan mástiles de cartón. Dispuesto y punto, me corrí, llegado por fin el punto de quiebre.
Cuánta razón tuvieron los que se mandaron a mudar en lugar de morir o doblegarse. No dejarse doblegar era el lema y no lo entendí hasta que yo mismo no me dejé doblegar ni por los unos ni por los otros
Nunca como ahora yo había reparado, en todas esas sus enormes pansas rollizas confundirse en los rollos de tela estampada de las marcas de sus ropas pegadas al cuerpo, ni había reparado yo en esos rollos enormes de grasa jugando a rozarse contra el volante de sus 4 por 4 con sillón de cuero, casi lo mismo que esos taxistas nocturnos al acecho. Nunca los había visto como ahora tan aparentemente distraídos y tan cautelosos.
El mundo se me hizo de luz, pude comprender sin asustarme.
Seguimos cantando todos, y en medio del canto enfervorizado de “todos”, sonó otra vez mi nokia…..
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