hay veces en que los malos entendidos cuando se aclaran saben a jarabe para la tos. alivio fue lo que sentí al despedirme de ella la bella.me puse a pensar en la noche del festival en ramallo, en la elenita que no era elenita y que había perdido sus bucles de oro en el camino al escenario, en el baile, pensé en ese loco invento del rok zapateado y en la invisibilidad de la damaque me había acompañado y que yo pensé que era la propia Elenita del principio.
humanizando el recuerdo pude entender que en definitiva ya ni importaba saber quién había sido aquella la del baile, humanizando pude ver que no tenía sentido huir de ella, mi desbordada amante infiel de chile y defensa.
Pero humanizar no confunde, sino que aclara.
estaba claro como el día después de la tormenta. simplemente deberían ser otras cosas las que deberían convocarnos en adelante a Elenita y a mí; el afecto, el conocimiento genuino del otro, la lectura, el cine, el violín..., también porque no la fiesta, pero no ahora.
mi encuentro con ella la bella en la esquina de méjico y defensa, mas que el encuentro la sinceridad de sus palabras, la sincera amistad como ex novios que me ofrecía, el perdón de los pecados, el rencor natural, el celo amatorio, y sobre todo el hecho de poder confesarme que aún me amaba, me liberaba balsámicamente de los constantes resabios de mi antiguo mal, de mi crónica idea obstinada de descuido y abandono fundada en la mas cruel realidad de separación, mejor dicho de arrancamiento.
no quise conciliar el presente con los hechos de mi historia mas primaria, no quería volver a las mismas aguas hediondas y turbulentas, las mismas columnas grafitadas, las mismas arenas desiertas de mi origen, además para la redención de aquellos hechos me estaba esperando la otra gran mujer, la caromarilyn del socorro.
debía ayudarla a encontrar a su hermano nacido y arrancado como yo en cautiverio.
continuará tumorrou
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