TUMORROU (facenovelita) episodio 27
no quise distraer mi idea de hacer lo que había venido a hacer para luego marcharme, pensando en que si elenita estaría o no estaría.
no obstante el ver la lámpara de pie de mi pieza encendida y mi vieja camisa de dormir colgada del postigón, que es en esa esquina casi un hito, reavivó todas mis fantasías de encuentro con elenita; pensé, haremos esto y lo otro, me rogará y le rogaré, me obligará y la obligaré, nos someteríamos a las peores bajezas como siempre.
para no ceder ante semejantes desgraciadas ideas debí exagerarlas y volver a exagerarlas hasta convertirlas en imágenes superlativamente repulsivas al punto de alcanzar el extremo síntoma de la náusea y aún del vómito. Pero estaba dispuesto a cualquier cosa con tal de no ceder .
no podía de ningún modo distraer mi idea de hacer lo que había venido a hacer; llevarme alguna ropa.
vomité en un recodo de la medianera que está casi pegada a un farol de calle, el enchastre y el gusto amargo en la base de mi boca seca estimularon mis ganas de tomar algo fuerte pero el bar seddon estaba cerrado, nada era suficiente, mis ganas por elenita eran por demás fuertes, para no claudicar ante el impulso que me empujaba a subir le dí forma a la idea de que ella la bella estaría allí arriba junto a su hermana.
ella la bella y elenita juntas fue el detonante que necesitaba, eso bastó para hacer explotar en mil pedazos todas esas fantasías repulsivas reforzadas, finalmente se me diluyeron en la rabia las ganas de encontrarme con elenita, sentí un gran alivio.
una inusual bruma para ese lugar desdibujó la imagen de la lámpara encendida, de la ventana, de la camisa de dormir pendiente , de la pieza toda y aún de toda la esquina. No quise pensar en que pudiera ser el humo de un cigarrillo.
subí al taxi en el que había llegado que hacía rato me estaba esperando y partimos sin rumbo fijo,
__por favor, le dije al taxista, dé unas vueltas por acá hasta que se me aclaren las ideas y pueda resolver marchar a retiro sin equipaje.
Al taxista, un hombre que tenía los ojos chiquitos, oscuros y alargados como carozos de aceituna y una mirada de esas que parecen dar todo por sobre entendido, le resbalaron mis palabras tanto como su enorme panza resbalaba sobre la rueda del volante. Tenía un cuello grueso y traspirado que yo no podía dejar de mirar por más que miraba todo el tiempo por la ventanilla para afuera.
Sin disimulo él me controlaba por el espejo retrovisor mientras daba las vueltas pedidas, yo estaba atento a ese control de miradas furtivas y para no sentirme intimidado debí pensar en que entre los dos se interponía una mampara de vidrio blindado como la de los taxis londinenses, así logré que ni el ni yo nos tuviésemos en cuenta,
Al parecer el hombre que seguramente era menos mayor de lo que parecía, debía hacer como tres días que no se afeitaba, tenía el pelo largo, ralo y graso. Como dije, la panza rozaba contra el volante a la altura del ombligo como si fuese parte de algún juego erótico que el hombre necesitaba mostrarme,
__con todos hace lo mismo? le pregunté, no me contestó, dibujó algo parecido a una sonrisa sobre el costado izquierdo de la boca y mientras sacaba un cigarrillo del bolsillo de su camisa me pidió permiso para fumar, le dije que si no tendría inconveniente en abrir la ventanilla, me dijo que esa zona era algo riesgosa para andar con la ventanilla baja , no dije nada, tenía que quedar bien con ese hombre de la noche pues no quería tener que bajar y esperar a otro, era ya muy tarde.
por no padecer el humo ajeno le pedí un cigarrillo, me dijo que se le habían terminado pero me convidó a fumar del suyo.
de todos modos lo único que necesitaba era un poco de tiempo hasta que se me aclararan las ideas para así volver a la esquina y cargar algo de ropa en mi bolso, no podía viajar sin equipaje, al menos una muda, me dije.
seguí sosteniendo la idea de que elenita y su hermana estaban allí, que habrían llegado momentos antes que yo, que ella la bella habría hurgado en todos mis cajones, que le estaría mostrando fotos, escritos, cartas y recuerdos míos, de los dos, que elenita seguramente no se estaría dejando llevar por argumentos y opiniones de la hermana mayor, que tal vez hubiesen llegado al album en el que estan las fotos de mi infancia, particularmente la del baile del 25 con elenita, ese recuerdo tan caro para mí y que ella la bella menospreciaba.
me propuse no seguir pensando en todo eso. Estaba seguro de que a elenita poco y nada le importaban todas esas cosas del sentimiento en el recuerdo.
el gusto por el desborde del goce reforzado era la única razón de su estadía en ese lugar, de eso estaba seguro pero lo mismo me molestaba el que ella la bella hurgara en mi ausencia en mis ropas, mis cosas, mis recuerdos.
ella la bella nunca reconoció valor a las relaciones de mi vida; amigos, amigas, metas, nada que no tuvieran que ver con ella le importaba, y esos recuerdos son recuerdos de relaciones casi todas ajenas a ella, entonces porqué, pensé.
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