episodio 22
me negué a pensar en los momentos felices, eludí pensar por ahora en aquella charla en la que ella la bella me había hecho reir tanto.
lo hice porque tampoco conviene refugirase, buscar cobijo en los momentos felices vividos, la inmediatez fatal del acto de vivir hace que en primer lugar uno deba relativizar el valor de todo lo vivido, hasta de lo mas preciado de todo que es la propia libertad, entonces pensé en ella, la libertad, la bella libertad, ella la bella libertad, y la pensé como debe pensarse, ralativizándola es decir como a todo, como a la nada, única manera de andar-nadar por ella, así como quien anda-nada en el todonada de una lago vacío. la bella libertad, ese todo vacío.
hablo de lo mío propio, mi libertad, de la que dispongo para pensar y para ejercer mi ejercicio cotidiano de todonada en la pileta del club social y deportivo "defensores de la libertad". porque si se pierde la dimensión de lo cotidiano se puede naufragar en el ese todo vacío.
despues de todo el nombre defensores de la libertad no está mal aunque no señale otra cosa que una ficción. así pasaba y no lo quise pensar, con mi elenita.
no quiero que se piense que lo que pienso es fruto del pensamiento y nada más, en la realidad, esa cosa relativa que se llama libertad es algo que si se obtiene se lo tiene para nada, por eso digo lo que digo y vivo en lo que digo.
se que elenita es una realidad relativa, que forma parte de mi libertad y que seguramente espera en algún lugar del espejismo y si así no fuera cuento con el poder de inventarla
tirabuzones, bucles claros rubios como tirabuzones era todo lo que quedaba de mi elenita y ni siquiera en una cabeza, en un hueco del recuerdo según veo.
elenita tenía , seguramente tiene dos hermanos que crecieron dentro de esa misma familia burguesa que en lugar de sillas en el comedor tenía acolchados inodoros para disimular y ahorrarse molestias. al señor padre de la casa le gustaba la caza mayor y las excursiones y la señora madre no comía carne de ganado de crianza por considerar un crimen criar para faenar. el hemanito menor era un tesoro y salió entomólogo y el mayor era un desastre que le gustaban las mujeres, el ocio y las drogas, tanto como veranar en pinamar y moverse en una 4 por 4. por los médanos del "más allá". elenita era la del medio de esa familia tipo, como quién dice. sabemos que los del medio quedan apresados en el amorfuria de su familia como el fiambre de un sanwiche. No obstante no esmal lugar pues el fiambre es lo mas rico del sanwiche.
de esto yo no supe nada hasta no hace tanto, porque a los 6 años la subjetividad de lo que rodea a las personas queridas no existe ni preocupa o en todo caso es pura cosa de la que hablan los grandes, y en la cual no se repara.
me fui enterando de esas cosas con el tiempo. elenita amaba a su padre mas que a su madre. era el quien la acompañaba todas las mañanas hasta la puerta del colegio, para luego seguir viaje hacia sus tareas diarias de visitador médico. ser visitador en aquella época era poco menos que ser el propio director del hospital, por eso la directora del colegio le rendía un cuidado especial al saludo cada vez que se daba la ocasión.
para redondear, a la familia de elenita lo único que le faltaba era ir por la calle bailando minués, será por eso que la quise tanto. en cambio yo venía de donde venía, de la nada, yo era el ser y la nada pero en una misma cosa, mi existencia, existía, simplemente no era, lo que luego me hizo ser, fue el rok, pero con eso no bastaba, era preciso un amor, mi espalda ansiaba un amor de mar de caricias y besos. tal vez debí haber sido mujer, me dije, y entonces todo esto sería una búsqueda de amor lésbico, en el que sí abundan las caricias, y qué!, yo tenía todas las bases y el derecho para desear un amor de ese tipo, quién podría opinar sobre lo que yo siento del querer o no querer o de lo que necesite en su momento sentir, eh ? quién...
queda mas que claro que entre elenita y yo estaba como única garantía mi amor de niño enamorado, que es muchísimo y aquella zamba del 25, porque de su amor no había nada mas que su hermosa sonrisa y la mano en la danza, el resto era para mí, como todo lo demás, un gran hueco que seguramente, a costa de perecer si no lo hacía, debería ir llenando
no lo había pensado antes, pero qué bendición el que ambas mujeres estuvieran de algún modo juntas en este momento, que ternura la vida entonces, con la una cuidando de la otra y conmigo entre la una y la otra, buscando, encontrando y guardando los recuerdos que habían ido quedando como bucles dorados en los caminos.
me dije; estoy seguro de que esto es la vida y solo esto y si no lo entiendo de este modo volveré a morir.
pronto me dí cuenta de que también esa tranquilidad que daba el entusiasmo era solo un gran telón dorado detrás del cual se esconde toda la nada, la vida. pronto aprendí que fuera del pentagrama y de las letras que bailan en él, todo lo otro es un telón detrás del cual se juega una divina y terrible comedia que no se alcanza a ver ni escuchar del todo nunca.
me empezaba a resultar extraño que en todo el día no hubiera sonado la marcha de san Lorenzo en mi nokia
a esa casa de campo de la familia, que ella la bella ubica por puro mandarse la parte, en adrogué, voló entera mi memoria
no se le puede llamar casa de campo a algo que es solo un lote de 10 por 20, bordeado por tres hilos de alambre con púas, que tiene a un costado y al fondo edificada una pieza, una cocina y un baño, aunque estuviese situada a unas cuadras de la laguna de lobos, en medio de la nada.
ella la bella y su familia se instalaban en aquel lugar todos los fines de semana diciendo a todo el mundo
__nos vamos a la casa de campo __un telón mas del discurso burgués del que siempre hablo.
no es bueno hablar mal, no sería gran cosa la casa es cierto, pero era un lugar tranquilo con calles de tierra, rodeado de baldíos y viejos arboles donde se podía al menos descansar y respirar aire puro.
allí con ella la bella pasamos momentos verdaderamente gratos muchos fines de semana. Mientras ella leía y escuchaba el claro de luna en su radio-casetera portátil, yo regaba, o pintaba mis primeras acuarelas, o improvisaba algún tema con mi guitarra criolla.
yo le preguntaba
__te gusta? y ella me respondía
__si!, y luego de un tiempo importante, ella decía
__queres un mate? Y yo respondía
__dale¡ y eso no estaba mal porque realmente era un gran remanso ese silencio esa compañía de cuidado que ella la bella tan bien sabía darme
En aquel lugar ella la bella había pasado también la mayor parte de los veranos de su vida de hermana mayor desentendida de las obligaciones junto a su desentendida madre, a su laborioso padre y a su bucólica hermanita, acaso esa halla sido la razón de nuestro filing y si no fue así, tampoco creo que nada de lo nuestro haya sido por mera coincidencia.
el padre tanto en la ciudad como en el campo era abnegado como padre y como visitador médico. los padres de esa estirpe de padres visitadores, son verdaderos alquimistas tanto en la casa con los hijos como en los sanatorios que visitan. llevan siempre en sus amplias valijas junto a chocolates para sus hijos, las mejores y últimas opciones terapéuticas, y por eso los médicos que ejercen el sagrado deber de buscar enfermedad para curar, esperan la llegada del visitador con ansias renovadas, lo mismo que los hijos en la casa.
Si yo hacía el comentario de que me dolía o me había dolido algo, el decía
__queres una pastilla?, un gran tipo ese padre, siempre dispuesto a la cura
Ya es hora de que se valla forjando de todo esto una sola historia
nada mejor para entender que encontrar las coincidencias entre las partes que van quedando aparentemente sueltas en el devenir de los acontecimientos, para lo cual no es preciso desentrañar nada .
entonces, es tiempo de decir que la hermanita menor de ella la bella era sencillamente hermosa, de largos bucles trigueños. Lucía siempre radiante y provocativa y, se llamaba elenita, sí, elenita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario