viernes, 27 de enero de 2012

TUMORROU (facenovelita) episodio 20

episodio 20

el camino de la plaza al hospital es relativamente corto, la gente se maneja en su ir y venir con relativa tranquilidad, el fluir de tráfico es relativamente tranquilo. era indispensable que relativizara mis expectativas para llegar relativamente tranquilo, me fui acercando a la mujer de los bucles recogidos y de gran moño almidonado a la cintura, cuando estuve suficientemente cerca salté sobre ella y la abracé, ella sorprendida pegó un salto y retrocedió unos pasos, me reconoció, para mi desconsuelo me dí cuenta de que esa mujer era una enfermera de bucles recogidos y moño a la cintura que estaba a la puerta por algún motivo. me acerqué y le pregunté si conocía a elenita a lo que respondió que sí, que la había visto la noche en el recital, se alegró al reconocerme y me pidió un autógrafo, como pude le firmé el moño, le dije que ese moño me recordaba a un amor de juventud. Le pregunté por Elenita, le dije que yo sabía que elenita estaba internada, me dijo que efectivamente era así, y que estuviera tranquilo porque solo había sido una mojadura, le pregunté que si sabía en que habitación estaba, a lo que me contestó que ya no estaba, que se había marchado antes de que el enjambre medico empezara a buscar enfermedad en su cuerpo, a lo que le pregunté si hacía mucho que no estaba, a lo que me respondió que recién acababa de irse con una amiga, (pensé en que esa amiga no era otra mas que la cruel y engañosa ella la bella que una vez más, me hacía una de sus jugarretas de gata atrapa ratones) le pregunté que hacia dónde, a lo que me respondió que no sabía, que los pacientes entran y salen, que nunca se sabe a dónde se dirigen cuando salen, que de la puerta para afuera un paciente ya no es propiedad del sanatorio, y agregó __lo que hagan de la puerta para afuera eso ya no es cosa de la incumbencia del sanatorio en un pais libre como el nuestro__ a mi lo que me importaba era hallar a elenita, y se lo dije, que eso si era cosa de vida o muerte para mi, a lo que me dijo que si es algo es cosa de vida o muerte entonces eso es cosa de la salud; intérnese entonces, me djo.

no dije mas nada, le dí las gracias y salí corriendo en dirección a la terminal de omnibus.

al llegar a la terminal estaban suspendidos los servicios por inundación de las bocas de acceso a las boleterias, no se puede viajar sin boleto, me dijo un vigilante. me di media vuelta y volví con rumbo incierto y mas decepcionado que antes puesto que ahora sí mis anhelos de encuentro se ahogaban en un fango sucio de terminal inundada.

era increíble, cada vez que me acercaba a ella, es mas, precisamente cuando creía alcanzarla elenita se esfumaba como humo de cigarrillo.

en lo mejor de mis cavilaciones sonó mi nokia. cuánta tranquilidad da el sonar de un teléfono cuando uno cree haber llegado al peor de los vacíos de soledad, era un msj que decía; “ por ser el titular de la cuenta tal y tal usted se ha ganado un chevrolet celta, color amarillo, para acceder a él debe marcar ya mismo y etc, etc “, por supuesto descarté el mensaje, pues conozco ese tipo ardides del mercado. pero nada de eso importaba, el msj me había alejado de mi frustración, con algo de ganas volví al hotel donde estábamos alojados los tanbiónicos. debíamos ensayar mi nuevo "rok de los pies a la cabeza", porque esa misma noche teníamos otro recital. mientras preparaba mi traje volvió a sonar mi nokia

no te preocupes, elenita está bien y estamos viajando rumbo a la casa de campo de adrogué, vos estás bien?. tal las palabras del msj que permanecían refulgentes como un cielo estrellado en la pantalla azulada de mi nokia.

lo de adrogué era un cuento, ella la bella nunca tuvo casa de campo en adrogué, no se por qué razón me imaginé que estarían, si era que estaban juntas, en la casa de defensa y chile, esa vieja casa casi derruida en cuya planta baja yace ese confundido "bar seddon".

esa esquina por la que había transitado mafalda, por allí había pasado el trenvía que iba de constitucion a retiro, también por ahí, a 6 cuadras de la rosada habían pasado los falcons de los represores llevándose gente, también allí y debajo del banco en donde ahora mafalda sirve de hito e invita a los turistas a sacarse fotos, allí mismo debajo de ese banco yo había enterrado libros.

recuerdo uno de vargas llosa, pensé en la ironía del destino, ese libro que me hubiera costado la vida o quien sabe que cosa, ahora bien podría ser un antecedente valedero para ingresar en los estados unidos de norte américa.

así son las cosas y yo me había propuesto no revolver los tiempos de la desolación ciudadana del país de entonces que apelaba de todas las formas posibles al "silencio".

Pero bueno, lo único que me importaba era encontrarme con Elenita, tampoco perder la comunicación con caromarilyn con quién me sentía en falta, de quien sabía que estaba bien y que daba clases de español en un colegio francés en san Nicolás de los arroyos, esto lo sé como sé tantas otras cosas de la caromarilyn.

debí dejar de lado toda suposición junto con mis recuerdos nefastos para poder seguir el curso que marcaba la realidad y por supuesto mi anhelo de encuentro con elenita.

de algo estaba seguro, de que estaba dispuesto a ser felíz y nada ni nadie lo impediría.

qué bochornoso cielo ese del mensaje de ella la bella que una vez mas se burlaba de mí torciendo el curso de “la forza del destino”. era la única que a lo largo de mi historia había podido hacer eso todas las veces que lo quisiese, ella la bella no respetaba mi dolor, ni siquiera la conmovía ese amor puro y transparente de dos niños de edad mas que infantil. sería eso la razón del secuestro de esta furtiva Elenita de quién ella la bella tanto y tanto sabía?, porque eso de llevarse con ella a elenita, si fuese cierto, me supo a secuestro y no a ninguna otra cosa, y por eso volví a teñir de gris en mi sentimiento su imagen, gris es el color con que yo destiño en mi recuerdo a los seres crueles que manipulan mi sentir.

debí buscar una justificación para no hundirme nuevamente, no obstante no pude evitar el peso sobre mis pupilas de la luz amarillenta de la lampara en aquella habitación oscura arriba del bar. la justificación se llamaba elenita y si debía volver a padecer para encontrarla, lo iba a hacer.

en ningún momento pensé en nada raro, elenita venía de una familia perfectamente burguesa y ella la bella también, de modo que dios las criara y ellas se juntaban solo para armar los antifaces y disfraces que el encanto burqués necesita cada día para seguir vivo. lo entendí, porque mi vida estuvo justificada en base a entendimientos, a entender todo de los demás, y me dije, y yo qué ¡¡.

tengo bien claro que yo no necesito de ningún otro encanto que no sea el que me brinda y viene de la música.

continurá tumorrou

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